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El plan “ejecución cero” y la destrucción de la ciencia argentina

Arte: Guadalupe Luiso

La destrucción del sistema científico-tecnológico nacional, a cargo de Nicolás Posse en la Jefatura de Gabinete, y de Alejandro Cosentino y Paula Nahirñak en la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, se está llevando a cabo de forma brutal. Por una parte, con la eliminación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, el concomitante despido de 300 trabajadores y trabajadoras con enorme experiencia en sus tareas, y con el desmantelamiento de las capacidades construidas desde el 2007. Por otra parte, a través del total desfinanciamiento de los Programas existentes en ejecución, que incluyen obras, equipamiento, proyectos de investigación en diferentes temáticas, entre muchos otros programas y políticas públicas. En cuatro meses de gestión en el ex Ministerio se ejecutó el 0,64% del presupuesto del área, cuando correspondía una ejecución del 33%.

En cuatro meses de gestión en el ex Ministerio se ejecutó el 0,64% del presupuesto del área, cuando correspondía una ejecución del 33%.

Fuente: Presupuesto abierto (14 de abril de 2024).
https://www.presupuestoabierto.gob.ar/sici/destacado-quien-gasta

Como se anunció durante toda la campaña electoral, el gobierno de Milei está sometiendo al sistema científico-tecnológico nacional a una crisis sin precedentes ni atenuantes. 

Una crisis que, a solo cuatro meses de iniciado el nuevo gobierno, permite suponer un escenario de desmantelamiento gradual y persistente hacia la destrucción total del sistema científico-tecnológico. Sumada a  la parálisis del financiamiento de los programas y proyectos que deberían estar en curso, es necesario subrayar la pérdida de expectativas de las generaciones jóvenes de científicos, científicas, tecnólogos y tecnólogas que, muy probablemente, deban emigrar para mantener posibilidades de desarrollo personal y profesional, como ya sucedió en otros momentos de nuestra historia. 

A cargo del ex Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) se designó a Alejandro Cosentino, un empresario del mundo de las finanzas, ex vicepresidente de la Cámara Argentina de FinTech y socio de Guillermo Francos, actual Ministro del Interior. Con un profundo desconocimiento del sector científico-tecnológico y de sus instituciones, las primeras acciones de Cosentino fueron el desmantelamiento completo de las capacidades del MINCyT, y la descomposición de sus áreas de gestión, absorbidas por la Jefatura de Gabinete, que incluyó el despido de más de 300 personas.

En particular, a cargo de las áreas de ciencia y tecnología, que antes tenían rango de Ministerio, se designó como Subsecretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación a una ex-funcionaria de Lino Barañao durante el Gobierno de Macri, Paula Nahirñak

El perfil de Nahirñak incluye una nula formación científica y un lamentable desempeño  como Subsecretaria de Coordinación Institucional de la Secretaría de Ciencia (ex MINCyT 2016-2019). Su gestión en ese período estuvo caracterizada por el desfinanciamiento casi completo de los programas del área. Además, durante el gobierno de Alberto Fernández (2019-2023), se desempeñó como una trabajadora de CONICET, en la Gerencia de Organización y Sistemas del organismo, donde no constan ni su presencialidad ni sus tareas a cargo. Mientras se estigmatiza a trabajadores y trabajadoras del Estado, resulta llamativo como alguien con los antecedentes de Nahirñak pasó desapercibida en un organismo público sin aparente función.

Los números hablan por sí solos

De acuerdo al seguimiento de ejecución del presupuesto, a través de “Presupuesto Abierto”, la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología lleva ejecutado el 0,64% del presupuesto vigente. De un total de 79.000 millones de pesos, que es lo establecido por el actual presupuesto 2024 (prórroga del presupuesto 2023, que no tiene en cuenta la inflación interanual), el área solo ejecutó 502 millones de pesos. Para este mes del año debería haber ejecutado un 33%, o sea 26.000 millones.

El gobierno nacional incumple una Ley vigente, votada por todas las fuerzas políticas, que permitía darle un horizonte de previsibilidad al desarrollo de la ciencia y la tecnología argentina hasta el año 2032.

La falta de ejecución presupuestaria es inédita, y ni siquiera podría catalogarse como una subejecución, sino que obedece a una política deliberada de “ejecución cero”.

Un dato a destacar es que aún hoy sigue vigente la Ley de Financiamiento de la Ciencia, Tecnología e Innovación (Ley N°27.614), sancionada en el año 2021 por unanimidad. Así, el presupuesto destinado a la función Ciencia y Técnica debería ser de 240.000 millones de pesos, tres veces más que los 79.000 millones correspondientes al 2023.

De esta manera, el gobierno nacional incumple una Ley vigente, votada por todas las fuerzas políticas, que permitía darle un horizonte de previsibilidad al desarrollo de la ciencia y la tecnología argentina hasta el año 2032.

El sistema científico-tecnológico, desde cualquier marco conceptual serio en el mundo, es estratégico para el desarrollo de un país, ya que permite construir capacidades nacionales, innovación para la producción con valor agregado y es clave para la soberanía nacional. Este sistema, y no de manera caprichosa, requiere salarios competitivos con el mundo desarrollado, requiere mantener las infraestructuras acordes, los equipamientos tecnológicos vigentes, e inversión para investigar y generar conocimiento del más alto nivel.

¿Hasta cuándo los funcionarios públicos a cargo seguirán implementando una política de “ejecución cero” mientras incumplen sus funciones y destruyen la ciencia nacional? Esta pregunta no es retórica, sino que tiene que ser respondida por las y los actuales responsables de llevar adelante estas decisiones.

Es una historia en desarrollo, pero el daño ya está hecho y las consecuencias negativas se pueden agravar con la muy probable sanción de la “Ley Bases”, ya aprobada en la Cámara de Diputados. Esto permitiría la modificación, eliminación de competencias y funciones y/o la reorganización de estructuras de organismos públicos que integran el sistema nacional de ciencia y tecnología, como el Banco Nacional Genético de Datos, el INTA, INTI, CNEA o mismo el desmantelamiento del CONICET.

Resulta muy importante, entonces, organizarnos, acompañarnos y trabajar en propuestas para refundar la ciencia argentina.