Un abordaje del DNU y la Ley Ómnibus con la deuda como eje ordenador
Las medidas anunciadas por el Presidente de la Nación Argentina, a través del DNU 70/2023 y del proyecto “Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos”, no solo son intentos de atribuirse la suma del poder público, sino que representan un avasallamiento sobre el sistema democrático y representativo. Estas medidas que, entre otros aspectos, flexibilizan el régimen laboral, desregulan la economía interna y externa, afectan la industria nacional y abren paso a las privatización de las empresas públicas, tienen como único objetivo empoderar el capital concentrado. Este proyecto no es nuevo, aunque por momentos estemos inmersos en una especie de amnesia colectiva. Es el proyecto de la estafa, saqueo y venta de nuestro país que quedó inconcluso en la dictadura militar, en los noventa y en el macrismo.
Asimismo, es un proyecto que forma parte del conjunto de políticas neoliberales, cuyo bloque de poder fantasea con llevar adelante desde mediados de los setenta. Consiste, principalmente, en reducir los salarios al nivel mínimo y cortar los servicios sociales para poner al Estado benefactor al servicio del nuevo asistido, que es el capital financiero especulativo.
Con la austeridad, las deudas públicas alcanzaron un nivel récord en todos los países que la practicaron y significó que las rentas con los acreedores lleguen a niveles sin precedentes. Este incremento posibilitó la conformación de enormes déficits públicos y abrió la puerta a lo que el filósofo italiano Maurizio Lazzarato denomina “la economía de la deuda”.
Uno de los principales resultados de las políticas neoliberales fue el incremento de la deuda de los Estados. Los intereses de la deuda constituyen la medida de la depredación que la población sufre a manos del mercado desde hace cuarenta años. Esto equivale a decir que con la austeridad, las deudas públicas alcanzaron un nivel récord en todos los países que la practicaron y significó que las rentas con los acreedores llegaran a niveles sin precedentes. Este incremento posibilitó la conformación de enormes déficits públicos y abrió la puerta a lo que el filósofo italiano Maurizio Lazzarato denomina “la economía de la deuda”.
Para Lazzarato la deuda funciona no solo como mecanismo de acumulación sin precedentes, sino además, como “dispositivo de producción y gobierno de las subjetividades: su poder radica en la relación asimétrica entre deudor-acreedor. Uno de sus objetivos es establecer una construcción política entre acreedores y deudores, e instrumentar tecnologías de poder para que siempre pierdan los deudores” (Lazzarato, 2011).
Desde fines de la década de los setenta, el proyecto de producción y gobierno de subjetividades neoliberal apuntó, con mucho éxito, a reemplazar al asalariado fordista por el empresario de sí mismo, que transforma a los individuos en meras empresas individuales en competencia permanente. El modelo del capital humano, expresado en el flamante Ministerio, implica un máximo de privatización económica y de individualización subjetiva: “Hoy la figura subjetiva del capitalismo contemporáneo parece encarnarse en la del hombre endeudado” (Lazzarato, 2011).
No solamente estamos endeudados hasta el final de nuestros días y también nuestras futuras generaciones, sino que además, somos los responsables. Hay que responsabilizarse individualmente por los costos y riesgos de la catástrofe económica y financiera “hacerse cargo de la pobreza, del desempleo, de la precariedad, de los ingresos mínimos, de la falta de vivienda, de los precios altos, de las jubilaciones cercenadas, como si fuesen recursos e inversiones que debemos administrar como capital, como nuestro capital” (Lazzarato, 2011). La promesa de pago, como moral de la deuda infinita, implica también un sufrimiento sin precedentes sobre nuestros cuerpos, y un sometimiento a la evaluación continua que hacemos de nosotros mismos y a la que nos someten los otros.
Deuda pública, deuda externa, deuda en el consumo, deuda en la educación, deuda en los alquileres, deuda en los servicios de salud, deuda en el seguro de desempleo y sigue. Esta posibilidad de más deuda para los argentinos se materializa explícitamente en el flamante DNU y en la “Ley Ómnibus”. Aumento entre el 40 y 50 por ciento de las prepagas, ajuste del precio de los alquileres de acuerdo a la negociación de las partes y con la posibilidad de negociar en dólares, eliminación de todo tipo de multas a los supermercados ante el incumplimiento de acuerdos, ventajas para las empresas de tarjetas de crédito, libre comercio de biocombustibles en términos de precio y aprovisionamiento, entre otros.
El Proyecto de ley que el Poder ejecutivo envió al Congreso incluye además, la derogación de un artículo de la ley 27.612 “Ley Fortalecimiento de la sostenibilidad de la deuda pública”. Mediante esta modificación, el Poder Ejecutivo busca eliminar el artículo que establece la obligatoriedad de pedir permiso al parlamento para emitir bonos en dólares por encima de lo dispuesto en el presupuesto. Esta ley apunta a limitar la capacidad de endeudamiento en moneda extranjera sin autorización previa del Congreso. No es más ni menos que más deuda.
Por otro lado, en el artículo 318 de la mencionada ley, el Poder ejecutivo podrá “crear, modificar, transformar y/o eliminar los fondos fiduciarios del sector energéticos destinados inclusive los destinados a subsidios”. Asimismo, con la explícita mención a Starlink por parte del presidente en cadena nacional, se adelanta el objetivo de la medida “La concentración del servicio de internet satelital por parte de empresas multinacionales, dejando a los consumidores y usuarios sin protección alguna en cuanto a las tarifas que podrían pasar a definirse con tarifas dolarizadas”3. Todo esto significa más deuda para pagar los servicios públicos.
Con la reciente megadevaluación y con el aumento descontrolado de precios, no es casual que nos sometamos, además, al endeudamiento con tarjetas de crédito para el consumo de bienes corrientes. Respecto a las tarjetas de crédito, el DNU establece que “se borran las sanciones del BCRA si la tarjeta no informa sobre disposiciones relativas al nivel de la tasa de interés”. En cuanto a los intereses punitorios, el DNU elimina la restricción de superar en más de un 50 por ciento a la tasa que el banco ofrece a sus depositantes. En criollo, las emisoras podrán cobrar lo que quieran de punitorios. El consumo es fundamental para la deuda.
En este escenario, el capital financiero disponible se fragmentará mediante la proliferación de múltiples y diversas entidades crediticias. Esto trae aparejado que el único crédito posible será el crédito individual. Su correlato: el desfinanciamiento de la industria, de la obra pública y de las pymes. Las políticas neoliberales a lo largo del mundo están haciendo de estos actores “simples activos financieros, llevándolas a desembolsar a sus accionistas, más de lo que reciben de estos en términos de fondos” (Lazzarato, 2011).
En este escenario, el capital financiero disponible se fragmentará mediante la proliferación de múltiples y diversas entidades crediticias. Esto trae aparejado que el único crédito posible será el crédito individual. Su correlato: el desfinanciamiento de la industria, de la obra pública y de las pymes.
El proyecto de ley también plantea autorizar la privatización de 41 empresas del Estado, que pertenecen a áreas estratégicas tanto productivas como sociales. No es una novedad para los argentinos y sabemos que los costos los pagan los sectores menos favorecidos. Aerolíneas extranjeras sobre Aerolíneas Argentinas. ¿YPF en manos de quienes? Extranjerización de tierras. Privatización del cielo, por el multimillonario Elon Musk. Clubes de fútbol en sociedades anónimas. Privatización de ARSAT con sus tres verticales que son las que le interesan al sector privado: su Red Federal de Fibra Óptica, su flota satelital y su centro de datos. Tengamos memoria. El escenario ya lo conocemos, es endeudar nuestro futuro y el de nuestros hijos.
Como dispositivo, la deuda deja la sensación de que no hay salida posible, la extraña sensación de una sociedad sin tiempo: “Fabricar un hombre capaz de mantener una promesa (de pago), dotarlo de una interioridad, de una conciencia que pueda oponerse al olvido (de pago)” (Lazzarato, 2015). La deuda neutraliza el tiempo como creación de nuevas posibilidades, como imaginación, y es la materia prima de todo cambio político y social.
Referencias
Lazzarato, M. (2011). La fábrica del hombre endeudado: Ensayo sobre la condición neoliberal. Amsterdam.
Lazzarato, M. (2015). Gobernar a través de la deuda. Amorrortu.
Foto de portada: Imagen de xb100 en Freepik.