Ciencia Propia

El rol de las juventudes dentro del ámbito científico y tecnológico nacional

Desde principios del siglo pasado se comenzó a cuestionar la supuesta objetividad y neutralidad en las ideas y prácticas de los grupos de investigación en el ámbito de la ciencia y la tecnología (CyT). Si las instituciones de la CyT no se analizan críticamente, seguirán reproduciendo las mismas lógicas androcéntricas, machistas y adultocéntricas de la comunidad en las que están inmersas. Así como las instituciones dentro del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SNCyT) están atravesadas por políticas con perspectiva de género, también debe garantizarse una perspectiva joven. La generación del conocimiento se transforma si se entiende que la ciencia debe promover espacios para las juventudes. ¿Qué aportan las juventudes dentro de la CyT? ¿Cuál es el rol que juegan las juventudes en la CyT? y, sobre todo: ¿Cuáles son los espacios que pueden ocupar las juventudes dentro de sus instituciones? Estas son las principales preguntas que busca responder este artículo. Nuestro análisis, situado en la Provincia de Mendoza, se centra en el rol que las juventudes ocupan -o que podrían ocupar- dentro de la toma de decisiones institucionales, a partir de sus trayectorias académicas. El punto de partida considerado para las trayectorias académicas es la Universidad Nacional de Cuyo, lo que amerita describir y problematizar las realidades del claustro estudiantil en la comunidad universitaria. Para finalizar, se aborda la participación de las juventudes dentro del Centro Científico Tecnológico Mendoza (CCT, dependencia del CONICET). 

Desde principios del siglo pasado, ha surgido un cuestionamiento, a nivel mundial, acerca de la supuesta objetividad y neutralidad de las ideas y prácticas de los grupos de investigación en ámbitos de ciencia y tecnología (CyT). En ese contexto, la lucha de los feminismos dejó en evidencia que las instituciones abocadas a la CyT constituyen un ámbito androcéntrico con hegemonía masculina. Así, la investigación y el desarrollo de la CyT contiene sesgos machistas que perpetúan tratos opresivos hacia las mujeres y diversidades. Un ejemplo de esto es el neurosexismo, dentro del campo de investigación de la neurociencia (Eliot L.; 2019).

Si las instituciones de la CyT no se cuestionan estas prácticas, se continuarán reproduciendo las mismas lógicas androcéntricas, machistas y adultocéntricas de la comunidad en las que están inmersas. Por lo tanto, así como se establecen políticas con perspectiva de género para reconocer a las mujeres y a las diversidades dentro de las instituciones de CyT, éstas políticas deben contemplar y reconocer a las juventudes. Es decir, las instituciones también deben ser atravesadas por una perspectiva joven. 

¿Qué aportan las juventudes dentro de la CyT? ¿Cuál es el rol que juegan las juventudes en la CyT? Y sobre todo: ¿Cuáles son los espacios que pueden ocupar las juventudes dentro de las instituciones de CyT?

Estas son las preguntas que busca responder este artículo. Para eso, recorremos las distintas formas de participación de las juventudes, dentro de sus trayectorias académicas, en las instituciones del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SNCyT) a partir de dos casos puntuales. Luego, analizamos con una mirada crítica el rol que las juventudes ocupan -y pueden llegar a ocupar- dentro de la toma de decisiones institucionales.

Desde una mirada epistemológica,

incluir una perspectiva joven implica entender que, si  se promueven espacios para las juventudes en las instituciones científicas, la generación de conocimiento se transforma.

Así fue en su momento como se visibilizó y trabajó con mujeres y diversidades, donde aún queda mucho por hacer .

Dentro del SNCyT están comprendidos, entre otros organismos, el Sistema Universitario Nacional (SUN) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Tomamos estas dos grandes divisiones dentro del SNCyT, ya que en Mendoza las trayectorias académicas de las personas suelen pasar por la Universidad para luego continuar la carrera de investigación en CONICET. Nuestro análisis parte desde las trayectorias de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), hasta el Centro Científico Tecnológico Mendoza (CCT, dependencia del CONICET). También, entendemos como juventudes aquellas personas que rondan entre los 17 y 30 años. Hasta alrededor de los 25 años las juventudes quedan limitadas mayoritariamente al SUN, dado que, para ingresar al CONICET -principal órgano nacional dedicado a la promoción de la ciencia y tecnología-, se requiere tener un título de grado.

Dentro del SUN, -el punto de partida de las trayectorias académicas- las juventudes se encuentran representadas, principalmente, en el claustro estudiantil. Por lo tanto, describir la participación de las juventudes en la ciencia es, en parte, describir las realidades del claustro estudiantil dentro de la comunidad universitaria.

La participación hace al conocimiento.

Asamblea estudiantil universitaria en 2018, organizada en contra del recorte del presupuesto universitario.

Un ejemplo acerca de cómo las juventudes moldean la generación de conocimiento es la Reforma Universitaria en Córdoba en 1918. El movimiento estudiantil organizado materializó “un importante precedente en América Latina, acerca del rol social de las universidades” (Volpini, 2020): el para qué y para quién de la investigación, el cogobierno estudiantil, la autonomía universitaria, la docencia libre y la libertad de cátedra, la participación de estudiantes en los jurados de concursos docentes e investigación, y una extensión universitaria comprometida con la sociedad. Posteriormente, se reconoció el pedido de gratuidad, a través del Decreto Presidencial N° 29337, en 1949. A través de esta medida, la matrícula estudiantil aumentó exponencialmente, desde 66.212 estudiantes en 1949 a 135.891 en 1954. Fue a partir del movimiento estudiantil organizado que se reestructuró la forma de hacer docencia, investigación y extensión, que son las funciones sustantivas del SUN.

En la UNCuyo, las luchas sostenidas desde el claustro estudiantil mantienen y profundizan los reclamos acerca de la democratización de la Educación Superior. Las exigencias en cuanto a la adquisición de material de estudio obligatorio, disponibilidad de franjas horarias, comedor universitario y turno noche, constituyen algunos de los principales cuestionamientos respecto de la verdadera gratuidad universitaria. Uno de los derechos conquistados, que al día de hoy peligra para las juventudes de la clase trabajadora.

Según el último relevamiento académico estudiantil realizado por la Secretaría Académica de la UNCuyo, más de la mitad de lxs estudiantes trabaja, de lxs cuales casi un 20% es el principal sostén de hogar (Universidad Nacional de Cuyo, 2022). Esta situación se complejiza si se tiene en cuenta el contexto de un mercado laboral excluyente, que deviene en trabajos informales sin ninguna garantía de seguridad social (Giampaoletti, Noelia; Pol, María Albina; 2017). Si además hablamos de trabajo no remunerado, dicho relevamiento nos muestra que el 50,8% de lxs estudiantes realiza tareas de cuidado. Por lo tanto, es necesario problematizar y visibilizar estas situaciones dentro de la universidad, para que se tengan en cuenta al momento de administrar los horarios de cursada y estudio que exigen las trayectorias académicas; pensadas y dirigidas en su gran mayoría por docentes e investigadorxs (adultxs). Un SUN con perspectiva joven es, entonces, un sistema con las políticas públicas necesarias para garantizar una vida universitaria, donde lxs estudiantes puedan formarse sin que el trabajo o tareas de cuidado constituyan un obstáculo.

En particular, el claustro estudiantil de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UNCuyo que logró administrar con éxito los recursos y servicios necesarios para garantizar una cursada digna, que permiten la permanencia en el estudio y un ámbito cómodo para el desarrollo pleno de cada estudiante. Además, organiza iniciativas de divulgación científica, charlas y voluntariados de extensión que interpelen a la comunidad educativa y se encuentren en la agenda de la sociedad, que permiten motorizar la concepción de una universidad comprometida con las problemáticas actuales y locales. Asimismo, garantiza todos los años (con la excepción de la pandemia entre los años 2020 y 2022) las Jornadas de Estudiantes y Egresadxs de Ciencias Exactas y Naturales: un evento institucionalizado, de dos días, abierto al público general -aunque mayormente asisten estudiantes de carreras afines-, donde estudiantes de grado y posgrado exponen los trabajos de investigación en los que participan. Dichas iniciativas se lograron a través de la participación del Centro de Estudiantes, articulado con lxs consejerxs directivxs del propio claustro y con estudiantes dentro de espacios de gestión conquistados dentro de la FCEN.

El rol que no es

Festival por el Día del Estudiante 2022 en la FCEN (UNCuyo), organizado por el Centro de Estudiantes en articulación con la Subsec. de Asuntos Estudiantiles.

A pesar de todo el trabajo organizado y de las conquistas del claustro estudiantil por el derecho a participar en la vida y gobierno de las instituciones universitarias; los cuerpos colegiados deben estar compuestos en un 50% por el claustro docente (Ley de Educación Superior 24.521), lo que segrega al 50% restante de la comunidad universitaria -personal de apoyo académico, estudiantes y egresadxs-. La distribución de cargos entre los diferentes claustros continúa siendo dispar, lo que dificulta la representación y la capacidad de acción dentro de los órganos de cogobierno. Casos como el comedor universitario o el turno noche constituyen reclamos históricos que siguen sin saldarse por falta de empatía y voluntad política de parte de los consejerxs del claustro docente. Las necesidades del claustro mayoritario, quedan por fuera de los intereses del claustro más representado dentro de los consejos.

Sujeta a la sub-representación de las juventudes en el SUN, una situación a considerar es que la comunidad educativa entiende a la extensión -una de las funciones sustantivas de la Educación Superior- y a las tareas de gestión, como trabajos de segunda categoría. Particularmente en la FCEN (UNCuyo), ni docentes ni estudiantes se comprometen en participar de la gestión o de los espacios de representación, como son el Consejo Directivo y el Consejo Superior, Secretarías, Direcciones de Carrera, Decanato, etc; o en la organización gremial del Centro de Estudiantes (para el caso de lxs estudiantes). Estos son los órganos que administran y regulan las actividades académicas diarias. Al mismo tiempo, se expresan descalificaciones realizadas por pares hacia quienes eligen comprometerse en la toma de decisiones como representantes de su propio claustro. Así surge la estigmatización hacia las juventudes militantes bajo el nombre de “estudiante crónico”. De esta manera, las juventudes atraviesan un verdadero desafío al momento de construir y sostener lugares de participación colectiva. 

Para continuar, la trayectoria de las juventudes dentro del SNCyT, es necesario examinar el rol que cumplen lxs becarixs del CONICET, a partir del caso del CCT Mendoza. Si bien la inserción en el CONICET a partir de la trayectoria transitada desde el SUN posee sus complejidades, en especial para aplicar a una beca doctoral, no son analizadas a los fines de este artículo.

Quizás, podríamos pensar que al tener un título universitario y rondar entre los 25 y 30 años de edad; se tiene más representación y derechos garantizados dentro del CCT. Sin embargo, lxs becarixs dentro del CCT-Mendoza se encuentran con menos representatividad y, por lo tanto, con menos derechos que lxs estudiantes insertxs en el SUN.

Lxs becarixs no son reconocidxs como trabajadores, ni como estudiantes, sino como una categoría propia de becarios dentro del CCT, lo que no les permite tener definidos sus propios derechos dentro de la institución: no poseen aportes, no poseen convenio colectivo de trabajo o ART que contemplen las particularidades del trabajo dentro del CONICET

y la obra social fue una conquista de una lucha en 2012. Asimismo, se espera que se cumplan ciertas obligaciones, como trabajar ocho horas al día, y firmar un consentimiento en el que se comprometen a no tener otro empleo, excepto por diez horas semanales de clases. Tampoco se garantiza un seguimiento correcto y pedagógico de parte de lxs directorxs del doctorando y, ante abusos de autoridad, falta de compromiso y violencia institucional, en la mayoría de los casos, sólo existen mecanismos de acción que recaen en la voluntad individual de la propia persona (becarix) que fue violentada.

Las juventudes son quienes sostienen, principalmente, las bases de las investigaciones dentro del CONICET, ya que sin becarixs el sistema de CONICET no funciona y, a pesar de ello, no tienen suficiente representación.

Aquí la intención es comprender que la beca doctoral suele ser el primer paso a seguir para entrar en la carrera de investigación, y no la de utilizar becarixs y jóvenes como sinónimos.  Dentro de los respectivos Consejos Directivos de las unidades ejecutoras dependientes del CCT Mendoza, las bancas correspondientes a lxs becarios constituyen entre el 8% y 14% de representatividad en esos órganos. Si bien cada Consejo Directivo difiere entre sí respecto a su conformación, la representación de las juventudes es mucho menor que en los Consejos Directivos en el SUN. Como si fuera poco, la organización entre becarixs tampoco está amparada bajo ningún marco legal, a diferencia de los Centros de Estudiantes o los Sindicatos. Podría deducirse entonces, que los problemas descritos anteriormente, se relacionan estrechamente con la evidente falta de representatividad.

Para una perspectiva joven, las juventudes 

Garantizar espacios para las juventudes no sólo mantiene viva la creatividad que se necesita para hacer ciencia, sino que aportan significativamente al desarrollo de las instituciones, las moderniza a la época y establece un canal de comunicación más directo entre las instituciones académicas y la sociedad en general. Al día de hoy, lxs principales vocerxs de la emergencia climática global son lxs jóvenes, así como también son quienes visibilizan las consecuencias que trae nuestra forma de vivir actual en la salud mental, y el rol de las mujeres y diversidades dentro del ámbito científico y tecnológico, por nombrar algunos ejes. Con esto no se pretende afirmar que quienes aporten ideas progresistas sean únicamente las juventudes, ya que pueden tener opiniones igual de diversas que las personas mayores a 30 años. Sin embargo, lxs adultxs -sobrerrepresentadxs en comparación- reproducen lógicas y prácticas que sostienen asimetrías con las juventudes dentro de las instituciones, independientemente de las ideas que acompañen.

La ciencia con perspectiva joven implica un piso de representatividad y derechos, por lo que es necesario comprender que ni las universidades ni el CONICET podrían sostenerse sin juventudes -que aportan tanto calidad, como mano de obra- y eliminar ciertos estigmas alrededor de las mismas: que no es un concepto universal -no existe un único tipo de juventud- y que ser joven no implica falta de criterio. Es clave comprender a las juventudes como personas insertas dentro de una sociedad, con tareas de cuidado, trabajo e hijxs a cargo y pensarlas como protagonistas dentro de la generación de conocimiento actual. Es necesario borrar los límites de las juventudes, que parece que sólo pueden existir en la divulgación científica y en las propuestas contra el cambio climático: también pueden discutir cómo se hace docencia, cómo se hace extensión, cómo se gestionan las instituciones de CyT y cómo se investiga.

En definitiva, podría decirse que la participación de las juventudes sostiene la generación de conocimiento y disputa de sentido adultocéntrico predominante, dentro del SNCYT. La participación de las juventudes está presente en todas las funciones del SUN: la extensión, la docencia y la investigación. Por lo tanto, es necesario un marco legal que reconozca el rol que ejercen las juventudes: en materia de representatividad y de garantía de derechos. De esta manera se vuelve efectiva la inclusión de sus voces e ideas dentro de la CyT, para aportar a la investigación de nuestro país.

Fachada de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales intervenida con imágenes de estudiantes y docentxs de la UNCuyo desaparecidxs en la última dictadura cívico militar (2022).

Agradecimientos

Este artículo resultó de una iniciativa que estuvo acompañada por amigxs, compañerxs y docentes que guiaron y escucharon mis ideas: gracias a Julieta Reale, Facundo Quilpatay, Paloma Colombo y Damián Berridy. Gracias a Emilia Dussel por las tardes de redacción y a mi familia por apoyarme siempre.

Bibliografía

Ley de Educación Superior Argentina. (1995). Ley 24.521. Recuperado de https://www.argentina.gob.ar/educacion/leyes/educacion-superior/ley-24521

Universidad Nacional de Cuyo. (2022). Relevamiento académico de estudiantes universitarios (p. 10,13, 16). Mendoza.

Giampaoletti, Noelia ; Pol, María Albina. (2017). Los/las jóvenes en los mercados de trabajo de la provincia de Mendoza. Ponencia Mendoza

Volpini, X. (2020, octubre 21). La crítica de la crítica: Sin estudiantes, la extensión es una ONG. Bitácora Digital, 6(10).

https://revistas.unc.edu.ar/index.php/Bitacora/article/view/30471

Eliot, L. (2019). Neurosexism: the myth that men and women have different brains. Nature, 566(7745), 453–454.

Ministerio de Educación. (2019). 70 años de gratuidad universitaria.

Agustina Gatica

Estudiante de la Lic. en Ciencias Básicas con Orientación en Biología, FCEN, UNCuyo. Militante estudiantil; vocal del Centro de Estudiantes de Ciencias Exactas y Naturales; Sec. de Asuntos Estudiantiles y Extensión, FCEN UNCuyo.