Ciencia Propia

¿De qué hablamos cuando hablamos de soberanía científica y tecnológica?

Lucas Molinari y Melina Devercelli

Desarrollo independiente, construcción de una sociedad más justa, soluciones realistas a las problemáticas del territorio, eficiencia energética, desafío colectivo, proyecto nacional, diálogo con organizaciones populares, autodeterminación de la investigación, financiamiento propio, pensamiento desde el Sur con federalismo y equidad de género. Estas son algunas de las definiciones en torno a la noción de Soberanía que dieron trabajadores de la Ciencia y la Tecnología de distintas regiones de Argentina, trabajadores que impulsan una Ciencia Propia que aporte a la construcción de nuestro país.

¿Cómo lograr un proyecto estratégico de desarrollo inclusivo que supere la dependencia en un país desigual? Es claro que no depende de algunos y algunas estudiosas sino que implica un desafío colectivo.

Este es un espacio de Ciencia Propia abierto a la reflexión de quienes trabajan en la generación de conocimiento como aporte para forjar soberanía.


Diego Fernández, Sebastián Bonnin, Carolina Morales, Clarisa Otero, Lorena Leonett, Verónica Williner, Juan Manuel Cabrera, Silvina Romano, Martín Kowalewski, Valeria Berros,
Victoria Peterson (de izq a derecha, de arriba abajo).

Soberanía: desarrollo equitativo e independiente

El concepto de soberanía científico-tecnológica hace referencia al derecho que le asiste a un país a invertir en distintas áreas del conocimiento con el fin de lograr un desarrollo socio-económico más equitativo e independiente. Un ejemplo de ello del área de la geología en la que trabajo es la inversión que se realizó para el reconocimiento por parte de Naciones Unidas de la ampliación del límite exterior de la plataforma continental argentina. Las implicancias de este reconocimiento en cuanto a la cantidad de recursos naturales disponibles para el desarrollo del país son enormes y fue posible gracias al conocimiento científico acumulado a lo largo de años, sustentado en una política de inversión en Ciencia y Tecnología.

Diego Fernández, Geólogo
Servicio Geológico Minero Argentino, Tucumán

Más ciencia es más soberanía

La soberanía es el concepto más claro de la independencia de un país. Independencia para decidir, actuar e intervenir ante los problemas de la sociedad. En ese sentido, la ciencia es una expresión de la soberanía: somos más soberanos en tanto dependemos menos de las tecnologías desarrolladas por otros, cuando logramos entender las problemáticas que atraviesan nuestras sociedades y cuando podemos actuar en consecuencia. En el desarrollo de una vacuna para una enfermedad endémica hay soberanía, como la hay en el acceso a Internet en el rincón más remoto del país gracias a un satélite propio. Las posibilidades de desarrollo y de construcción de una sociedad más justa están íntimamente ligadas a lo que hagamos con nuestra política científica. Más ciencia es más soberanía.

Sebastián Bonnin, Ingeniero Forestal.
Investigador, EEA Delta del Paraná, INTA, Campana, Buenos Aires

Dar soluciones a nuestros problemas y hacernos nuestras propias preguntas

En términos generales, soberanía científico-tecnológica implica contar con los recursos materiales, y las capacidades profesionales y técnicas para dar soluciones realistas a las problemáticas de la vida en nuestros territorios, a través de un sistema científico autónomo, adaptable, integrado y robusto. La soberanía también implica, en un sentido más profundo, no solo poder brindar nuestras propias respuestas sino también poder hacernos nuestras propias preguntas.

Carolina Morales, Ecóloga
Investigadora, INIBIOMA, CONICET, Universidad del Comahue, Río Negro

Fundamental: el Estado

Soberanía significa pensar en autonomía: cortar con la dependencia de otros países. En nuestro país, hemos podido dar solución inmediata a problemáticas con los recursos humanos y capacidades que contamos, lo que nos ha permitido avanzar en soberanía. Ejemplo de ello son los insumos y acciones que se generaron para la pandemia de COVID o productos para trabajar en “Argentina contra el hambre”. Para ello, fue fundamental la presencia del Estado. No podemos hablar de soberanía si no hay un Estado presente que acompañe el desarrollo de estas investigaciones, que las avale y que las ponga en valor. En el gobierno de Néstor y Cristina contamos con un fuerte impulso para generar soberanía científica que fue interrumpido por un gobierno desinteresado de toda producción tecnológica, científica e innovación de carácter nacional.

Para el desarrollo de disciplinas tales como la Arqueología y la Antropología, es fundamental contar con facilidades y recursos propios para estudio de las distintas identidades locales y comunitarias. De este modo, la cultura y la historia de los pueblos originarios se fortalece y expresa como un bien común a toda la sociedad. Durante la primera mitad del siglo veinte, fue notable la conducción de proyectos y la participación de investigadores procedentes de países hegemónicos en campañas desarrolladas en Perú, México, Bolivia y Argentina. En nuestro país, esta dinámica perdió vigencia con la incorporación de arqueólogos argentinos al CONICET, que permitió un avance sustancial dentro de la disciplina y cortar con la dependencia académica que se tenía con los países desarrollados, tales como Estados Unidos, Inglaterra, entre otros.

La soberanía científica, en todas sus dimensiones, permite alcanzar mayor solvencia económica independencia. Los insumos y conocimientos que generamos acá (como vacunas, semillas, tecnología para desalinizar el agua, programas para promover el turismo, herramientas para luchar contra la violencia de género) permiten abaratar costos y brindar posibilidades de participación colectiva. Por ejemplo, en Jujuy es importante contar con semillas de quinoa propias y no tener que importarlas.

En la medida en que la ciencia siga avanzando y demuestre la capacidad que tiene de generar conocimientos, esta dependencia será menor. La presencia del Estado es necesaria para el desarrollo equilibrado, federal y genuino, y para la democratización del conocimiento.

Clarisa Otero. Arqueóloga.
Investigadora, InDyA, Centro Científico Tecnológico, CONICET. Salta-Jujuy

Tenemos capacidad, personas, universidades…

No hay nada más empoderante para un país que tener soberanía en sus decisiones, sobre todo en las gestiones y en las políticas. Tener ciencia y soberanía científica, y ponerlas en valor nos hace caminar de la mano con las otras soberanías, como la económica. En el ámbito en el que trabajo de la gestión de las energías renovables y eficiencia energética, la soberanía tecnológica y la innovación son fundamentales para el desarrollo que solo lo logran los países que tienen la posibilidad de crecer en esas ramas.
En Argentina tenemos todas las posibilidades para generar energía:
en el norte a través del sol y la biomasa, en el sur a través del viento, la energía mareomotriz o las mini hidroeléctricas en todo el país, pero siempre dependemos de los componentes de otros países, lo cual resulta una pérdida. Ahora estamos ante una nueva discusión sobre el desarrollo del Hidrógeno, y sucede que los componentes necesarios para llevar ese proceso provienen de afuera. No obstante, tenemos la capacidad de técnicos, tecnólogos y científicos para producirlos en el país. También tenemos universidades públicas que forman científicos reconocidos y otros que son menos conocidos pero que realizan trabajos de gran valor con pocos recursos. Con estas condiciones, resulta necesario implementar políticas que acompañen desarrollos puntuales, para así evitar la dependencia.

Popular y colectiva

También es necesario que entendamos a la soberanía en conjunto con toda la sociedad, ya que solo se puede construir cuando la ciencia es más popular. Para ello es necesario que los científicos salgamos de nuestras oficinas y laboratorios, y generemos formas de comunicarnos y lenguajes con los que podamos transmitir a la sociedad la importancia de nuestro trabajo y su utilidad. Esta es una deuda que tiene la comunidad científica de nuestro país, en la que tenemos que seguir trabajando, ya que muchas veces el sistema demanda una vorágine de tareas que alientan al trabajo individualista. Y la soberanía solo se va a lograr de manera colectiva.

Lorena Francina Leonett, Bióloga
Subgerenta de Energías Renovables y no Convencionales, Instituto de Energías Renovables de Santa Cruz

Sí, orientar y priorizar

Para pensar la soberanía, es necesario un proyecto de gobierno que delinee las temáticas de investigación en Ciencia y Tecnología para impulsar el uso de conocimiento en áreas que se consideren prioritarias. Esto incluye orientar las carreras universitarias para dar prioridades desde ahí. En este sentido, la cuestión es cómo se piensan esas áreas prioritarias y quiénes las piensan.

… desde una lógica nacional
Una pregunta para reflexionar es cómo construir una CyT (Ciencia y Tecnología) soberana cuando el modo de construcción y validación de conocimiento, ligado a las
evaluaciones de las personas que trabajan en CyT, tiene una lógica internacional en donde las mismas nunca son reguladas desde países como Argentina. También una CyT soberana es aquella que logra incorporar y pensar la construcción de conocimiento incorporando en las decisiones a usuarias y usuarios.

Verónica Williner, Bióloga
Investigadora, INALI, CONICET, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe


Y en cada territorio

La construcción y redefinición continua de las prioridades del sistema científico-tecnológico es una política de Estado. Con ello hago referencia a que la cantidad de recursos que se destinan a CyT, las áreas y temáticas prioritarias, la evaluación de producción y la interrelación entre distintos organismos de CyT, universidades nacionales y otras organizaciones estatales y sociales del territorio influyen fuertemente en el conocimiento y la tecnología que se genera en nuestra nación. La construcción de soberanía científica, tecnológica, alimentaria, etc., debe realizarse, por un lado, con el foco puesto en los grandes desarrollos que puedan terminar en generación de conocimiento y tecnología para toda la población y de exportación (vacunas, tratamientos médicos, reactores nucleares, satélites, etc.) y, por otro, en la producción de respuestas a problemáticas regionales y locales, necesidades de cada uno de los territorios en donde alguien “hace ciencia”. Los grandes organismos de CyT como CONICET, CNEA, INTI tienen sede en Buenos Aires y no es una exageración decir que la visión y misión de estas organizaciones no ha sido federal a lo largo de su historia. Otros como INTA o las universidades, con un “diálogo” más fluido con los diversos actores de sus territorios, están cada vez más desfinanciados o, en el caso de las universidades, la atomización de los cargos de dedicación completa en detrimento del incremento de la planta docente debilita la investigación y la extensión universitaria que responda a los intereses de estas instituciones, porque las y los investigadores que tienen como lugar de trabajo las diversas casas de estudios pertenecen al CONICET y responden a una lógica de evaluación internacionalista. Con ello, no pretendo depositar la responsabilidad sobre las personas. Lejos de ello, son los organismos de CyT los que deben rever y redefinir cómo se evalúa la producción de quienes construyen conocimiento y generan tecnologías sociales que dan respuesta a necesidades locales, donde también se construye soberanía, científica, tecnológica, alimentaria y nacional.

Juan Manuel Cabrera, Biólogo
Secretario de Extensión, Centro Regional Universitario Bariloche, Universidad Nacional del Comahue, Río Negro

Compleja unidad: investigación y territorio

Es complejo dar una respuesta acabada sobre lo que significa “soberanía científica”. Es un concepto que tiene aristas y puntos de vista para discutir. Se puede entender en términos de cuestionar las ideas y los marcos teóricos desde el territorio, desde el lugar donde hacemos ciencia y, a su vez, desde la capacidad del sistema científico de dar respuestas a las problemáticas específicas del territorio. Y cómo las definiciones de la política pública científica acompañan el proceso. Es una forma de autodeterminación de la investigación que comprende una unidad siempre compleja de los intereses de los investigadores y las necesidades del territorio. La tarea que nos convoca se halla en cómo se definen colectiva e individualmente.

Silvina Romano, Economista
Secretaria de Ciencia y Tecnología, Universidad Nacional de Tierra del Fuego

El tema del financiamiento

La soberanía científica en el marco de mi trabajo, que es el comportamiento afiliativo de primates y las enfermedades infecciosas, tiene varias aristas. Por un lado, es necesario hacer ciencia básica en el país y desmitificar el concepto de que solo la ciencia aplicada es la que sirve. Por otro lado, es importante poder hacer la ciencia necesaria para el país, y hacerlo con financiamientos nacionales, ya que el hecho de depender, muchas veces, de fondos internacionales o colaboraciones con investigadores de otros países define nuestras agendas. Finalmente, una vez que generamos conocimiento propio desde nuestras prácticas, tendríamos que formar parte de mesas de discusión horizontales donde se puedan tomar decisiones que representen lo mejor para nuestra nación y nuestra gente.

Martín Kowalewski, Antropólogo, Biólogo
Director de Estación Biológica Corrientes, CECOAL, CONICET

Claro, desde el Sur. Y un ejemplo del derecho ambiental

Desde el derecho ambiental, una investigación que tiende a fortalecer la soberanía es aquella que impulsa que los mecanismos para decidir sobre los temas ambientales sean robustos y participativos y que, a su vez, tengan en consideración no sólo los derechos de las actuales generaciones y de la naturaleza, sino de las generaciones que nos suceden, para que podamos construir un porvenir habitable para todos los seres con quienes compartimos el planeta. Todo esto, además, considerando que existen desigualdades y presiones a nivel global que atentan contra la justicia ecológica, social y climática, y que deben ser parte de nuestras discusiones y propuestas en materia ambiental construidas desde el Sur.

Valeria Berros, Abogada
Investigadora, CIJS, CONICET, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe


Te la resumo y sumo: justicia – equidad – federalismo – géneros

Entendiendo que la soberanía implica poder y autoridad al pueblo. Esto debe implicar justicia y equidad social. No habrá soberanía plena si no hay igualdad de condiciones para todos los habitantes de una nación. En materia de ciencia y tecnología, pienso en soberanía y pienso en federalismo y en equidad de género.
Y claro que pienso en la difusión de la ciencia.

Victoria Peterson, Bioingeniera
Investigadora, IMAL, CONICET, Universidad Nacional del Litoral, Entre Ríos-Santa Fe

Melina Devercelli

Es Bióloga (UNL), especialista en ecología acuática microbiana y funcionamiento de sistemas fluviales. Es investigadora del CONICET en el Instituto Nacional de Limnología de Santa Fe, investigadora asociada del Instituto Universitario de Seguridad Marítima de la Prefectura Naval Argentina, y Subgerenta del Centro Regional Litoral del Instituto Nacional del Agua.

Lucas Molinari

Es Profesor de Historia (UBA), periodista y docente en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). Es integrante del Colectivo de Dirección de Radio Gráfica FM 89.3, conductor del programa Punto de Partida y miembro de la Mesa Nacional del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO).