Ciencia Propia

Cambio de rumbo en las políticas científico-tecnológicas: discontinuidad e incertidumbre.

La reducción del 60 por ciento en el ingreso de jóvenes científicos a la carrera del CONICET a fines del año 2016 derivó en el conflicto más importante en más de una década en el área de ciencia y tecnología (CyT).

El CONICET dio a conocer la incorporación de 385 nuevos cargos en contraste con los 943 que ingresaron en el año 2015. Esto implicó un quiebre en la política de crecimiento de recursos humanos, sostenida y planificada durante los 12 años previos, del principal organismo de CyT de nuestro país. Además de contradecir la planificación gubernamental establecida en el Plan Argentina Innovadora 2020 en la que se determinaba una meta de crecimiento del 10% anual hasta el año 2020.

La drástica discontinuidad llevó a cientos de becarios, estudiantes de ciencias, e investigadores a organizarse en un reclamo masivo que ocupó las instalaciones del MINCyT  más de una semana durante el último diciembre. La movilización expresó el rechazo a las políticas implementadas por el actual Gobierno que determinan un escenario de incertidumbre sobre el futuro de las fuentes de trabajo de miles de científicos, que afectará las posibilidades para establecer sus carreras científicas en el país y el desarrollo del sistema científico en su conjunto para las próximas décadas.

Encarar una disputa de la magnitud de la que tuvo lugar en diciembre fue el principal desafío: contamos con un sector consolidado como actor recién en los últimos años, muy heterogéneo, disperso y atomizado en diferentes instituciones, y con acotados niveles de organización alcanzados. Estas limitaciones se pudieron superar solo de la mano de la unidad de acción entre las diferentes expresiones políticas, gremiales e incluso de métodos que formaron parte de aquella semana, lo que significó el principal componente para el desenlace de esta primera etapa del conflicto.

Luego de largas jornadas de toma del ministerio, una masiva e histórica asamblea definió aceptar la propuesta que se consiguió del gobierno: la prórroga por un año de las becas para los 500 investigadores que no habían obtenido su ingreso al CONICET, y la creación de una Mesa Mixta de Seguimiento responsable de discutir el ingreso de esos jóvenes investigadores a los diferentes organismos del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología y las Universidades Nacionales. Avanzadas las discusiones de esta Mesa, las autoridades han expresado la intención de incorporar a todos estos científicos a las Universidades Nacionales. Ninguno de los recursos destinados por el estado a resolver esta situación tendrá como destino la incorporación de estos científicos al CONICET, manteniendo la reducción notable en sus ingresos y contraria a la planificación que los mismos actuales funcionarios habían anunciado algunos años atrás. Esto deja en evidencia el origen político del conflicto, y no únicamente económico, que pretende discontinuar el crecimiento del CONICET como la columna vertebral del sistema científico dando una señal clara sobre la orientación política del Gobierno de Macri para el desarrollo científico-tecnológico.

La reorientación de la política científica del gobierno neoliberal se inscribe en el abandono de las políticas de crecimiento y expansión del sistema científico consolidado durante el 2003 y el 2015. En los últimos 12 años la Argentina inició un proceso de recuperación y crecimiento del sistema nacional de CyT basándose en tres aspectos centrales: financiamiento, la formación  de recursos humanos y la integración del sistema científico al desarrollo nacional, ya sea en la formulación de políticas públicas, el desarrollo productivo e industrial y el inicio de ambiciosos proyectos tecnológicos estratégicos.

Las razones detrás de este achicamiento se enmarcan en un Estado más débil, que no prioriza la inversión pública en educación, ciencia y tecnología, y cuyo modelo de desarrollo no requiere seguir invirtiendo recursos en la generación de conocimientos científico-tecnológicos. El viraje de un proyecto de país basado en el desarrollo industrial, científico-tecnológico con el eje en la inclusión social, la soberanía política y tecnológica, a un proyecto que apuesta a retornar al modelo de dependencia de los países centrales, agroexportador de materias primas que adquiere en el exterior los conocimientos y tecnología.  

Este escenario pone en jaque la continuidad de políticas públicas en el sector sembrando de incertidumbre el futuro y en el horizonte de la actividad científica en la Argentina. Los jóvenes científicos comienzan, nuevamente, a mirar al exterior como una salida laboral; una potencial fuga de cerebros, la quinta de la historia, que traería nuevamente consecuencias muy perjudiciales y difíciles de revertir para el desarrollo de nuestro país.

Voces jóvenes de diferentes centros científicos y tecnológicos del país describen su visión del conflicto y el impacto de la discontinuidad de las políticas públicas en el desarrollo local.